La palabra clave es el equilibrio. Tomar decisiones sobre cualquier cosa es la parte más difícil de cualquier aspecto de la vida, ya que puede volverse loco volviendo una y otra vez a los mismos puntos o, a la inversa, puede sentirse tan frustrado que simplemente elige lo que sea largo antes y tome una mala decisión. Encontrar un equilibrio de cuánto pensar y cuándo detenerse y decidir es un desafío, pero ayuda a darse cuenta de que es un equilibrio lo que está buscando.
La clave suele ser comenzar temprano. No deje de tomar una decisión hasta el punto en que se vea forzado a apresurarse, pero tampoco dedique cada minuto al despertar. Continúe pensando de vez en cuando sobre las opciones y alternativas a medida que avanza por la vida y el trabajo. Durante años, antes de tener que ‘retirarme’, solía decirme a mí mismo ‘los que viven por la espada mueren por la espada’. Tuve que supervisar tantos despidos y despidos que sabía que llegaría mi turno, por lo que continuamente había pensado en qué planes seguiría si y cuándo. Así que estaba listo, incluso feliz, para pasar a algo que pensé que podría ser mejor. Tan listo, de hecho, que cuando me di cuenta de que era inminente desencadené mi disparo. Esa fue solo una de las muchas decisiones de la vida para las que me preparé y me alegré de haberlo hecho.
La meditación (o lo que hoy llamamos atención plena) ayuda, una habilidad que aprendí en mis veinte años y que usé para siempre, todavía lo hago. Muchos libros y artículos sobre cómo, especialmente el nuevo libro de Meg Salter, Mind Your Life.