El budismo como religión es como cualquier otra religión con un conjunto de ideas con las que las personas adoptan e identifican. Sin embargo, eso no es realmente de lo que se trata el budismo. Realmente se trata de un sistema de práctica para que las personas desarrollen sus propios conocimientos y, en última instancia, la felicidad y la fuerza.
Mi interés en el budismo comenzó después de tener algunas experiencias “espirituales” que no pude expresar con palabras. La “Mente Zen, Mente del Principiante” de Suzuki tenía un pasaje que hizo clic conmigo y he estado estudiando Zen desde entonces, como una forma de profundizar esas experiencias “espirituales”. No estoy usando lo espiritual para implicar que eran paranormales o metafísicas, justo más allá de las experiencias cotidianas normales que tienen las personas. No estaban atados a ningún tipo de deidad.
Mi práctica ha cambiado mi perspectiva de la vida de una manera importante: soy más sensible a la mecánica de la felicidad y los obstáculos que enfrentan las personas y soy mejor para ayudar a las personas a calmarse y sentirse completas. Mi comunicación ha mejorado tremendamente. (Solía ser un gilipollas furioso, y ahora a la gente le gusta hablar conmigo). Pasé de ser un litigante a un mediador a un psicoterapeuta. No soy especial: una vez conocí a un monje que tomó exactamente el mismo camino.
Estoy mucho más interesado en cultivar mi propia sabiduría, amabilidad y ser auténtico, y en explorar mi experiencia e identidad que antes. También soy mucho más consciente de mis propios pensamientos y de lo distorsionados que pueden estar. Mientras que solía albergar muchas ideas sobre la vida, el propósito, la familia y la carrera, ahora creo que esas fueron heredadas de la cultura y de nuestros genes. El budismo me ha llevado a creer que la felicidad y el significado no son cosas que puedes lograr adquiriendo cualquier cosa, ni una casa, niños, dinero, ni siquiera el trabajo de tus sueños. La felicidad es algo que descubres en ti mismo al escuchar en silencio tu propia experiencia sin tener una agenda específica en mente. Esa paz que sientes hace que quieras cuidar a los demás y ayudarlos a sentir el mismo tipo de alivio. Esas experiencias son verdaderamente significativas y hermosas. Son la fuente de una genuina compasión y moralidad. Se podría decir que mi práctica ha informado lo que considero importante (mis metas), cómo logro esas metas (moralidad, compasión y meditación) y el cumplimiento que obtengo al perseguir esas metas.
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