Hace poco más de dos años, escribí una publicación invitada en el Huffington Post sobre este tema. Aquí está el enlace al artículo completo (Neurogénesis: Cómo cambiar tu cerebro), pero a continuación hay algunos fragmentos:
“En los centros para adultos, las vías nerviosas son algo fijo, terminado, inmutable. Todo puede morir, nada puede regenerarse”.
– Santiago Ramón Y Cajal, “Degeneración y Regeneración en el Sistema Nervioso”, 1928.
Este principio de larga data, propuesto por primera vez por el profesor Cajal, sostenía que las neuronas cerebrales eran únicas porque carecían de la capacidad de regenerarse. En 1998, la revista Nature Medicine publicó un informe que indicaba que la neurogénesis, el crecimiento de nuevas células cerebrales, efectivamente ocurre en los humanos.
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Como se podría esperar, el proceso de neurogénesis está controlado por nuestro ADN. Un gen específico codifica para la producción de una proteína, el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que desempeña un papel clave en la creación de nuevas neuronas. Los estudios revelan disminución de BDNF en pacientes con Alzheimer, así como en una variedad de afecciones neurológicas que incluyen epilepsia, depresión, esquizofrenia y trastorno obsesivo-compulsivo. Afortunadamente, podemos influir en los niveles de BDNF en nuestros cuerpos. El gen que activa BDNF se activa por una variedad de factores que incluyen el ejercicio físico, la restricción calórica, la curcumina y la grasa omega-3, DHA.
Ejercicio: se ha demostrado que las ratas de laboratorio que hacen ejercicio producen mucho más BDNF en sus cerebros en comparación con los animales sedentarios. Y hay una relación directa entre la elevación de los niveles de BDNF en estos animales y su capacidad para aprender, como uno podría esperar.
Restricción calórica : en enero de 2009, el Las actas de la Academia Nacional de Ciencias publicaron un estudio en el que investigadores alemanes impusieron una reducción de calorías del 30 por ciento en las dietas de las personas mayores y compararon su función de memoria con un grupo de edad similar que básicamente comió lo que quisieron. Al concluir el estudio, los que comieron sin restricción experimentaron una disminución pequeña, pero claramente definida en la función de la memoria, mientras que la función de la memoria en el grupo que consumía la dieta reducida en calorías aumentó, y de manera bastante profunda.
Curcumina: Curiosamente, al evaluar las aldeas en India donde la cúrcuma se usa en abundancia en recetas al curry, los estudios epidemiológicos han encontrado que la enfermedad de Alzheimer es tan solo un 25 por ciento tan común como en los EE. UU.
DHA: En un ensayo de intervención doble ciego recientemente completado, 485 personas mayores sanas (edad promedio de 70 años) con problemas leves de memoria recibieron un suplemento que contenía DHA de algas marinas o placebo durante seis meses. La investigadora principal del estudio, la Dra. Karin Yurko-Mauro, comentó: “En nuestro estudio, las personas sanas con problemas de memoria que tomaron cápsulas de DHA de algas durante seis meses tuvieron casi el doble de reducción de errores en una prueba que mide el aprendizaje y el rendimiento de la memoria versus los que tomaron un placebo.