Espero que no. Tomemos las corporaciones como un ejemplo de lo que sucede cuando hacemos eso.
Las corporaciones son esencialmente una forma de vida agregada con una “mente colmena” que consta de numerosas entidades biológicas más la propiedad (física, intelectual, etc.) que posee. Las corporaciones tienen necesidades claramente diferentes que los humanos, y un conjunto de imperativos completamente diferente. Se alimentan de dinero y con suerte producen bienes y servicios. Ellos controlan sus componentes biológicos a través de incentivos financieros, de estado y de poder.
No necesitan agua limpia, aire o comida. Pueden sobrevivir completamente a sus componentes biológicos actuales y, por regla general, consideran que su salud es irrelevante, excepto como un centro de costos para el seguro. Tiene sus propios imperativos y puede y puede despedir o incluso atacar a sus entidades biológicas si divergen de esos imperativos, algo así como extirpamos al cáncer.
Si les damos a las corporaciones el mismo estatus que a los humanos, nos vemos obligados a competir con ellos por comida, agua y otros recursos, y seamos sinceros, son MUCHO más poderosos que nosotros. Cambia una entidad diseñada para servirnos y la promueve en una entidad a la que servimos.
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Las máquinas tienen un conjunto completamente diferente de supervivencia y requisitos de los humanos, y carecen de un gran porcentaje de nuestras limitaciones inherentes. Sin embargo, una cosa que no cambiará es que siempre será más eficiente hacer algo si haces que alguien más lo haga por ti. Peor aún, puede ser que las máquinas autodirigidas decidan que somos un obstáculo irrelevante para sus necesidades, de la misma manera que a veces tratamos nuestra vida silvestre.
En general, la igualdad es una cosa que nunca podemos permitir a nuestras máquinas si queremos sobrevivir como una raza.