¿Cuáles son algunas de las historias inspiradoras para el hombre común que realiza trabajos sencillos sin ambiciones muy altas?

El Hyderabad en la década de 1990.
El respeto no estaba asociado con la ocupación o el estatus social. Se asoció con la forma en que las personas se comportaban. La ayuda estaba siempre a mano. Uno ni siquiera necesitaba pedir ayuda. Fue y considerado unhyderabadi no ofrecer ayuda.
Así que no había trabajos ordinarios ni trabajos extraordinarios.
El chacha ‘Mouz’ solía recitar excelentes pareados en urdu. Los niños que crecieron hablando con él todavía continúan conversando en un lenguaje elegante.

La transacción comercial solía concluirse con un ‘Shukriya’. El negocio no se trataba de ganancias, era algo que unía a la gente.

La tienda de kirana de Mallesh Anna era una mini sala comunitaria. Y Mallesh tenía un gran sentido del humor. Dos árboles grandes dieron suficiente sombra para unas 20 personas que comprarían los comestibles y se hablarían. En aquel entonces, hablar con los vecinos no se consideraba una pérdida de tiempo. Pero hubo una comprensión tácita, una especie de autorregulación que rige las conversaciones.

La salud de los niños era una cuestión de orgullo. Los ancianos compartieron remedios caseros para fortalecer a los niños.

El taller de reparación de bicicletas de Ismail bhai era frecuentado por niños. Solía ​​reparar los ciclos con una canción en sus labios.

El vendedor de carbón tenía el pelo largo y la ropa sucia. Solía ​​llevar su negocio sin preocuparse por los niños burlones.

Los profesores fueron pacientes con los niños. Más que las filas, alentaron la imaginación para resolver problemas. Más que las puntuaciones, encontraron formas de corregir los errores.

En algunas partes de Hyderabad, hay personas con trabajos ordinarios. Son la razón por la que Hyderabad sigue siendo la ciudad más hermosa para la gente común.
Para aquellos que encuentran aburrido ser ordinario, el mundo es una ostra. 🙂