¿Cuáles son tus pensamientos? Son su mente la que procesa los pensamientos de los demás y sus propias observaciones, además de una pizca de algo que es completamente “usted”; sin embargo, puede hacer lo que desee con sus propios pensamientos. Puedes seguir reforzando los pensamientos favorables a algún proyecto que desees (así es como te “entrometes” para pedirle una cita a una chica) hasta que prácticamente tengas que hacer la primera acción que fue solo una idea nadando en tu cerebro. Ese sería un ejemplo de una de las formas más humanas de forjar nuestros pensamientos (llamada ‘auto-justificación’).
Podemos forjar pensamientos en martillos de acción, o podemos probarlos con un adversario imaginario (tal vez hayas visto dibujos animados con un pequeño demonio sentado en un hombro susurrando al oído, y un ángel en el otro hombro dando un mejor consejo). A veces tenemos nuestros pensamientos en conflicto y no queremos la confusión; pero nos puede hacer bien si consideramos por qué el conflicto está dentro de nosotros.
Lo más difícil es dejar de lado los pensamientos que no queremos tener, ya sea porque queremos olvidar una situación fea o vergonzosa, o saber que nuestros propios pensamientos en alguna área son egoístas o vengativos o simplemente malvados. ¡Estos tienen la costumbre de reventar como globos debajo del agua! “El corazón es perverso, ¿quién puede saberlo?” ¿Es eso así? Bueno, creo que eso depende de dónde está el corazón. Si es tratar de ser emperador de tu propio mundo, entonces los pensamientos malintencionados exigirán ser forjados en acción; Si el corazón es generoso, ocurrirá lo contrario.
Hay muchos filósofos que intentan hacer de la mente y el corazón como entidades separadas (a menudo opuestas entre sí). Pero el corazón no es la bomba que mueve tu sangre; el otro tipo de “corazón” reside en el mismo lugar que tu mente, justo allí en el caso del cerebro. Diferente área, diferente ubicación? Tal vez, pero todos interconectados, e imposibles de entender científicamente, excepto solo un rasguño o dos en la superficie.
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Si su abuelo viejo y confundido dice “ama a tu prójimo tanto como a ti mismo”, tienes la opción de considerar tales consejos como locos o poco prácticos, o tal vez como muy buenos consejos con el potencial de curar las relaciones. Pero es la forma en que galvaniza esos pensamientos en acción lo que hace que los consejos del abuelo sean buenos, malos o valgan la pena.