- Como niños, te sientas en el auto y ves a la luna correr a través del cielo para alcanzarte. A medida que envejeces, sabes todo acerca de las órbitas y los satélites y Geosynchronicity y otras tonterías. La luna no te atrae tanto.
- Tenías amigos cuando eras niños. Mejores amigos. Amigos íntimos. Amigos en los que podría depender, llamar a cualquier hora perversa de la noche, compartir sus secretos más profundos con, tomarse de las manos, llorar, reírse. Ahora mira a todos con el mismo nivel de desconfianza y siente “¿Qué quiere ahora?” Cuando uno de ellos llama.
- Podrías escribir poesía, o lo que sea que pases por rimas a una edad en que el amor significaba algo. Hoy, todo es inmaterial, a favor del mundo material. Una noche, amigos con beneficios, etc. son la nueva norma. ¿Amor verdadero? ¿Quién tiene tiempo para eso?
- A los 10 años, quieres ser piloto. A los 17 años lamentas la decisión de tomar el flujo de Science porque, desafortunadamente, te presionaron demasiado durante los exámenes de la junta y obtuviste buenas calificaciones. A los 29 años, estás atrapado en un cubículo bebiendo café que pasa por lodo líquido, tratando de complacer a un gerente idiota que no sabe la diferencia entre Unix y los eunucos. Tus sueños están muertos.
- Solías animar a las gotas de lluvia mientras corrían por la ventana con una taza de té y samosas. Hoy en día, la lluvia significa “trabajar desde casa”. O peor, “ven a la oficina, no me importa cómo”.
- Ustedes respetaron a los ancianos. Los niños en el edificio lanzan algunos abusos de elección cuando te piden el tiempo, no por falta de respeto, más porque es lo que hay que hacer.
Y ESO es lo más triste de la vida. Todo lo que soñaste que sería, no lo fue. Tampoco lo será nunca. Pero inténtalo como puedas, no puedes evitar soñar. Desde despertarte cada mañana con esperanza en tu corazón y una sonrisa en tu rostro que se aplasta por la noche.
Bienvenidos al mundo real…