Hmm
Cuando le dije a mi papá que limpiara la mesa del comedor. Ah, sí, lo escuchaste bien.
Verá, todos los días después de la cena, mi hermano y yo tenemos turnos para limpiar la mesa.
Día 1 – Mi turno para limpiar.
- ¿Cómo es la vida sin título?
- ¿Cómo habría sido la vida de un aspie rico y poderoso en el Renacimiento?
- ¿Por qué se debe acumular riqueza para sus hijos?
- ¿Hay alguna forma de hacerme desaparecer de aquí?
- ¿Por qué debería vivir si no tengo privilegios?
Día 2 – El turno de mi hermano para limpiar.
A veces, mi madre también limpia la mesa si nos olvidamos o estamos extremadamente ocupados. Entonces, un día mi papá nos criticaba por no limpiar la mesa de la cena a tiempo y de manera adecuada. Estaba bastante molesto esa vez, y estaba teniendo un buen vertedero allí en el baño.
Después de salir del baño, le pedí a mi papá que limpiara la mesa si nos criticaba tanto. Lo que siguió después de eso fue pura ira y rabia. Papá: – En nuestra generación, nunca le pedimos a nuestros padres que hicieran cosas.
Yo: – Pero estos son deberes que deben hacerse en la casa, pase lo que pase. No importa si lo haces o si yo lo hago, ¿verdad?
Papá: – ¿Cómo te atreves a responderme?
Yo: – (sorprendido) Sin embargo, no estoy respondiendo.
Sabiendo que mi padre estaba extremadamente enojado, procedí a ayudar a mi madre y a traer un paño para limpiar la mesa. Mi padre me sigue a la cocina, con su teléfono celular en la mano, en un modo extremadamente enojado.
Papá: – Aquí, marca el número de tu amigo y pregúntale si le dice a su papá que limpie la mesa.
Yo 🙁 extremadamente asustado) Estoy limpiando la mesa del comedor, el asunto ha terminado. (¿Feliz ahora?)
Papá: – Solo te gusta escuchar a tus amigos, a esta edad. Por eso, llámala AHORA MISMO (tratando de empujar el celular sobre mis manos mojadas).
Yo: – (lo ignora y procede a limpiar la mesa del comedor) (¡Lo que sea!)
Lo que siguió después de eso fue una conferencia seria, sobre cómo nuestra generación no respeta a los padres de hoy. Cómo los padres son suaves y miman a los niños de hoy. En esos momentos, simplemente lo ignoro y voy a mi habitación y HAGO lo que MIERDA que quiera hacer.
Tal vez estaba equivocado. Quizás tenía razón. Pero, esa era la razón más tonta por la que estaba enojado con él. Después de eso, nunca me atreví a pedirle que hiciera ningún trabajo relacionado con la limpieza.
Recuerden niños, nunca hablen con un padre cuando está extremadamente furioso. Solo quédate en silencio y escucha.