La gente malinterpreta a los introvertidos como antisociales. No eran. La mayoría de nosotros podemos ser muy extrovertidos y participar tranquilamente en reuniones sociales. Sin embargo, debemos elegir sabiamente dónde gastar nuestras preciosas reservas de energía y siempre necesitaremos bloques de tiempo solitario para recuperarnos de la estimulación externa.
Lo que más temo es que las personas no parecen comprender que los introvertidos (algunos estudios dicen que representamos casi el 40% de la población) son completamente normales y no necesitan “arreglarse” o “animarse” o buscar ayuda para depresión.
Lo que es más difícil para mí es cuando amigos y familiares dicen que entienden que necesito estar solo para recargar mis baterías sociales, pero en realidad no respetan esa parte de mi personalidad. Visitan, envían mensajes de texto, llaman cuando les pido que no … esperan que sea alguien que no soy.
Solía cansarme y resentirme muy rápido cuando a la gente no parecía importarle mi salud mental o mi felicidad. Ahora asumo toda la responsabilidad de mi propio bienestar y simplemente me disculpo de su compañía, rechazo invitaciones sin disculpas y me niego a participar cuando es mi “tiempo de inactividad”.