Lo que queremos de la vida (resultados intermedios, proceso, comodidad, instalaciones, etc.) siempre está asociado con lo que nos proponemos como objetivos (estado final, objetivo). Por ejemplo, si mi objetivo en la vida es “establecerme con una familia, una casa y un ingreso estable”, lo que quiero de la vida son oportunidades para lograr eso, progresar en la búsqueda, un medio para probar si estoy en lo correcto camino, etc.
El estado “No sé lo que quiero de la vida” generalmente ocurre después de una serie de fracasos sucesivos, o en la culminación de una fase extenuante, como los exámenes. En ese momento nos enfrentamos a una situación de “No hay objetivos con los que me pueda relacionar / visualizar en mi vida”, ya sea debido a la falta total de confianza en uno mismo, o debido a que la confianza se ve severamente sacudida, o (generalmente después de una fase extenuante de actividad concentrada) una sensación de vacío ya que todo lo demás se mantuvo en suspenso o se empujó muy por debajo en la pila de tareas pendientes.
La cura es muy simple: recuperarse con objetivos claros, metas u objetivos que se alcanzarán en un período de tiempo definido y finito. La mente se reorienta automáticamente hacia ella.
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