No, la realidad, como los budistas hablan de ella, es muy real, y de ninguna manera está separada de la percepción. Es el nivel más básico de las experiencias tuyas y de todos los demás. Es lo único que todos tenemos en común. Si tuvieras tu propia mente pensante por un tiempo, esa parte de ti que divide la experiencia, te sería sorprendentemente obvio que la realidad no es una multiplicidad finita, sino simplemente una esencia subyacente no finita que aparece como muchas, pero es realmente uno sin otro (prefiero la palabra ‘no finito’ sobre ‘infinito’, porque ‘infinito’ al instante nos hace pensar en algo extremadamente grande, y eso es perder el punto por completo). Como no hay nada más que esta realidad, nada puede separarse de ella, ni siquiera la percepción de diferencia y distinción.
El budismo es en realidad absurdamente simple. Si no estás experimentando el universo como uno sin otro, entonces estás teniendo una experiencia delirante. Y, sin embargo, experimentar el universo como una multiplicidad finita, como la mayoría de nosotros estamos condicionados, es en sí mismo una característica de esta realidad subyacente. Es por eso que el budismo nunca insiste en que debes despertar a tu verdadera identidad como la única realidad no finita subyacente. Como solo existe esta realidad, siempre eres una expresión perfectamente válida de eso, por ilusoria que sea tu experiencia. No hay bien o mal, más o menos, ni aquí ni allá en el nivel de la realidad sin filtrar; solo puro ser.