Honestamente, porque basar las cosas en la suerte es simplemente despreciar el arduo trabajo y el esfuerzo que muchas de esas personas han realizado para llegar a donde están. Cuando las personas preguntan cómo podrían replicar ese éxito, quieren que les den algo sólido y confiable, un camino que puedan caminar para orientarlos en la dirección correcta. Que se les diga “¡Oh, acabo de tener suerte” no es útil para nadie, porque sugiere que la posibilidad aleatoria y una confluencia extraña de eventos fue completamente responsable!
Lo que debe recordar es que el éxito tiende a ser un producto de aprovechar las oportunidades cuando se le presenta, y saber cómo capitalizarlas si ve esa oportunidad. Notar una brecha en el mercado, reconocer la oportunidad de presentarse ante alguien que pueda ayudarlo a desarrollarse, tener la iniciativa de proponer una nueva idea y luego venderla: todas estas cosas no son cuestión de suerte, sino de compromiso. , dedicación, experiencia y habilidad.
Si la suerte entra en la ecuación, se está construyendo sobre una base ya establecida y explotada al máximo potencial posible. Así es como las personas obtienen el éxito: que les digan que todo es suerte solo sirve para minimizar cada onza de esfuerzo, conocimiento y habilidad que se necesita para convertir una oportunidad en una realidad exitosa.
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