Peter entra en una farmacia y le dice al farmacéutico.
“Hola, ¿puedes darme un condón? ¡Voy a cenar a la casa de mi novia y creo que puedo tener una oportunidad!”
El farmacéutico le da el condón y cuando Peter sale, él regresa y dice:
“Dame otro condón porque la hermana de mi novia también es muy linda. Ella siempre cruza sus piernas de manera provocativa cuando me ve y creo que también podría tener suerte”.
El farmacéutico le da un segundo condón y cuando Peter se va, se vuelve y dice:
“Dame un condón más porque la mamá de mi novia todavía es muy linda y cuando me ve, siempre hace contacto visual y desde que me invitó a cenar, creo que está esperando que haga algo”.
Durante la cena, Peter se sentó con su novia a la izquierda, la hermana a su derecha y la madre frente a él.
Cuando el papá entra, Peter baja la cabeza y comienza la oración de la cena.
“Querido Señor, bendice esta cena y gracias por todo lo que nos has dado”.
10 minutos después, Pedro aún rezaba “Gracias, Señor, por tu amabilidad …”.
Pasan diez minutos y Peter sigue orando, con la cabeza baja, muy cerca de la mesa.
Todos se miraron sorprendidos, y su novia estaba aún más sorprendida que las demás. Ella se acerca a él y le susurra:
“No sabía que eres tan religioso”.
Pedro con su cabeza aún en la mesa responde,
“¡Nunca supe que tu papá era un farmacéutico!”