¿Es un mundo donde las personas comparten y son iguales incluso posibles?

Si es posible. La gran pregunta es: “¿Es una buena idea?”
Se suele decir que el socialismo puro podría disminuir la iniciativa individual. Pero el mayor peligro está en las personas que administran la asignación de recursos en un estado socialista a gran escala. No importa cuál sea la moneda (dinero o asignaciones), un pequeño número de personas invariablemente decide qué recibirá la gran mayoría de las personas. Una vez que uno de aquellos en autoridad cede a la tentación de adquirir un poco de ventaja personal al asignar más a unos que a otros, un efecto de bola de nieve comienza a envolver todo el sistema. El resultado es la injusticia y la revolución violenta o la reforma política general.
El capitalismo crea un ciclo estresante de auge y caída, que conduce a una gran desigualdad y una revolución violenta o una reforma política general.
Un balance de capitalismo y socialismo permite dinamismo en una economía. Aquellos con talento e impulso pueden obtener un poco más de la recompensa colectiva, mientras que el colectivo mantiene un nivel de vida mínimo generoso para todos sus ciudadanos.
La expresión política de este equilibrio es la democracia representativa, que le da voz al colectivo y permite que unos pocos ejerzan la autoridad temporalmente.

En última instancia, se trata de poder. Quita dinero y siempre habrá algún otro símbolo de distinción social para decir “Soy mejor que tú”.
Entonces no todos podemos ser iguales a menos que todos seamos clones. E incluso entonces tienes que lidiar con la epigenética.
La mejor esperanza que tenemos es que las personas aprendan a percibir el poder en diferentes términos, lo que está comenzando a suceder con la democratización de la información que nos han traído tecnologías como el teléfono y la Internet. Esto causará inevitablemente algún trastorno social, pero si el poder adquiere una variedad de otras monedas valoradas por una mayor diversidad de subgrupos sociales, esto en consecuencia disminuirá el poder asociado a la ganancia monetaria.
La diversidad en el poder es nuestra mejor esperanza.