Me gustaría dirigir una guardería.
No creo que pueda haber nada más gratificante que rodearme de los pequeños angelitos. Esa es su mejor edad, antes de que se confundan, a menudo preadolescentes y adolescentes enojados.
Espero que cuando me jubile pueda comenzar mi propia guardería, cuando mis pequeños bebés hayan volado el nido. 
Espero poder brindar una infancia cálida, soleada y feliz a tantos niños como pueda. Me gustaría proporcionar estabilidad en la vida del niño, inculcar modales, responsabilidad social. Me gustaría leerles historias, con suerte hacer que se enamoren de los libros. Me aseguraría de que estuvieran comiendo la cantidad adecuada de nutrientes.
Me gustaría tener un piano, para que puedan reunirse y cantar rimas infantiles en sintonía. Poníamos obras divertidas, teníamos sesiones de pintura con los dedos, cuentos.
Las posibilidades son infinitas.
Podríamos hacer árboles de navidad y muérdagos y colgarlos en el área de juegos.
Podríamos hacer tarjetas de San Valentín entre nosotros y con los padres de los niños (principalmente pegando un corazón de terciopelo rojo cortado en un papel).
Los haría sentir amados y valorados, no extrañar a sus padres cuando tenían que trabajar.
Como hija de una madre trabajadora, sé lo sola que puede llegar a ser, me aseguraré de que tengan ganas de asistir a la guardería todos los días, como si estuvieran haciendo algo importante.