Un buen ejemplo de esto sería la educación escolar.
Entramos en la escuela desde el principio como una bola de arcilla fresca.
Comenzando con las 3 R, pasamos a aprender varias materias de diferentes maestros que nos enseñan el conocimiento de sus áreas de especialización. Estamos moldeados de esta manera y haciendo malabares con el aprendizaje, las tareas, los proyectos, las hojas de trabajo y los exámenes de la mejor manera posible.
Además de los estudios académicos, las actividades extracurriculares y los deportes nos invitan y nos alientan a esforzarnos por alcanzar la perfección y la excelencia, mientras nos enseñan algunas lecciones vitales sobre el trabajo en equipo, el éxito y el fracaso.
- ¿El renacimiento después de la muerte está científicamente probado?
- Si vamos a morir de todos modos, ¿por qué no nos matamos y pasamos por alto la vida?
- Si las leyes de la naturaleza no cambian, y existe el problema del mal. ¿Puedo concluir que Dios es un relojero que acaba de poner las cosas en movimiento?
- ¿Por qué debería prohibirse la clonación humana?
- ¿Toda la verdadera sabiduría viene de Dios?
En algún lugar en medio de todo esto, adquirimos habilidades sociales esenciales y una amistad duradera.
Cuando es hora de salir de los anales de la escuela, salimos, moldeados en personalidades únicas, sobresaliendo en algunos campos mientras nos desempeñamos de manera justa en otros.
Finalmente, emergemos como un todo, eso es mucho más que la suma de sus partes.