En mi experiencia, empujar y pinchar tendrá el efecto contrario. Mamá lo intentó mucho mientras crecía y solo me produjo mucha frustración, mucha ansiedad y emociones negativas (¡en ambos lados!).
Lo que realmente me ayudó fue listas. Mamá me haría una lista cada mañana de lo que ella quería que hiciera. Siempre odié cepillarme los dientes y nunca tuve ese hábito. Todos los demás podían hacerlo como si estuvieran en piloto automático y ni siquiera tuvieran que pensar en ello, pero yo no. ¿Pero sabes que? ¡Si mamá lo pone en esa lista, mejor crees que lo hice! Se trataba de ver todo lo que se necesitaba hacer y la sensación gratificante que obtienes al comprobar cada cosa una por una que hace que las tareas no parezcan tan difíciles. Tal vez es por eso que me gusta la compra de comestibles tanto jajaja.
En resumen, los hábitos son difíciles para las amapolas. Hacernos sentir mal por ello no es el camino a seguir. Las listas nos hacen sentir realizados. Al final del día se siente muy bien poder mostrarle todo lo que hicimos. Otra buena idea es no solo escribir una lista, sino anotar paso a paso las instrucciones de algunas de las tareas más difíciles. Es fácil sentirse abrumado y no saber por dónde empezar.
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