La libertad de elección sin restricciones está operativa cuando una Máquina de Inferencia que lo sabe todo no puede predecir la elección de alguien que intenta ejercer su libre albedrío. David Wolpert, del Instituto de Santa Fe, exploró las implicaciones de una máquina de inferencia y extrajo algunas conclusiones lógicas profundas con respecto a sus limitaciones. Dentro de cualquier universo posible, ningún intelecto puede saberlo todo
Considere un robot frente a una decisión. Diríamos que tenía libre albedrío si, al enfrentarse a una elección, pudiera estimar con precisión las consecuencias de sus elecciones y seleccionar la que mejor se ajustara a sus propios objetivos personales. Si , en esa situación, la Máquina de Inferencia podría anticipar los resultados del procesamiento que nuestro espíritu libre realizó para llegar a su decisión; El robot NO ejerció libre albedrío. Para anticipar la decisión, la Máquina de Inferencia debería tener en cuenta el estado del mundo del robot en el momento de la decisión y el procesamiento que realizaría el robot para evaluar sus elecciones. La máquina de inferencia tendría que ser tan inteligente como el robot que (según las condiciones de la definición estrecha) tiene su propio modelo del mundo y la futura sucesión de estados del mundo. Esto incluye los estados del propio cerebro del robot. El análisis de Wolpert de los motores de inferencia descarta esta posibilidad para los seres inteligentes. ¡Más de una Máquina de Inferencia no puede existir en el universo!
Dentro de este marco, nuestra hipotética máquina de inferencia no pudo anticipar las acciones del robot.