“Hasta que hagas consciente el subconsciente, te dirigirá y lo llamarás destino” – Carl Jung
El cerebro humano optimiza la eficiencia. Si realiza una tarea suficientes veces, creará rutas que permitirán que esas tareas se realicen de forma automática, como un programador perezoso. Estas tareas automáticas se convierten en hábitos, y durante un largo período de tiempo, una colección de hábitos se conforma en lo que conocemos como nuestra personalidad.
Para que entendamos estos caminos automáticos que ha creado el cerebro, se necesitaría bastante autoconciencia y años de observación de nuestros propios comportamientos. El cerebro se dedica principalmente a otras actividades para prestar la atención necesaria a esto. Aquí es donde las teorías de la personalidad son útiles.
Básicamente, los psicólogos han pasado años observando varias muestras de individuos y han formulado teorías sobre sus comportamientos observados. Estas teorías de personalidad intentan categorizar el conjunto bastante complejo de comportamientos humanos. Hacen declaraciones generales sobre los comportamientos individuales de las muestras observadas.
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Entonces, ¿por qué tomar una prueba de personalidad?
- Sirve como una forma de introspección, para sacar a la luz algunas de las acciones automáticas que exhibimos día a día. Una vez que veamos estos patrones, podemos controlarlos, ignorarlos o reemplazarlos.
- Dado que las teorías de la personalidad ofrecen información sobre el comportamiento de los demás, puede ayudarnos a comprender por qué los demás se comportan como lo hacen y cómo podemos interactuar con menos “fricción”.