No puedo hablar por nadie más, pero para mí, sería muy poco probable:
- Odio los conflictos, y me gusta que mi vida diaria sea confiable. Por lo tanto, las cosas pueden ponerse muy mal y aun así no inspirarme a romper contigo. Si la relación fue lo suficientemente mala como para dejarte, eso significaría que juzgué que estaba más allá de la esperanza.
- Además, odio los conflictos y me gusta que mi vida diaria sea confiable. Una vez que haya terminado con usted, volver a usted no parece el camino hacia MENOS conflictos y cambios no deseados; parece el camino a MÁS.
- Una vez que tomo una decisión, lo único que cambia de opinión es la información nueva. “Prometo que seré fiel esta vez”, “Lo siento” y “No puedo vivir sin ti” no son información nueva.
Se me ocurre una posible excepción: tal vez la relación en sí fue buena, pero la rompí porque consideré que tenemos objetivos incompatibles con la vida. (Por ejemplo: quieres ser un actor viajero; quiero vivir con mi madre y mi abuela en la granja familiar para siempre. O: Quiero ser médico; quieres tener un cónyuge que se quede en casa y seis niños.)
En ese caso, podrías volver a mí y decir: “Crees que quiero _____ de la vida, pero estás equivocado; ese no es realmente el objetivo de mi vida “o” solía soñar despierto con ser _____, pero he hablado con personas que lo han intentado, y he llegado a la conclusión de que esa no es la vida para mí “.