1. En primer lugar, las fallas nos enseñan a estimar nuestros poderes adecuadamente. Tener éxito por mucho tiempo hace que uno piense ingenuamente que él o ella siempre estará en la cima. Esta creencia engañosa ocupa la mente, impidiendo que siga mejorando. En este estado de euforia permanente, uno cree que sabe lo suficiente como para continuar prosperando. Consecuentemente, resulta en sobreestimar la fuerza de uno, o incluso la degradación. Nada de esto ayuda a enfrentar las realidades actuales. En tales condiciones, es fácil perder el control sobre una situación. Como resultado, una falla es inevitable. Pero un fracaso no es solo el lado negativo del exceso de confianza.
Es una señal de que algo sale mal. Es un empujón necesario para reevaluar las habilidades de uno. Es un llamado a tomar algunas medidas.
2. Los fracasos nos estimulan a encontrar soluciones. Superar obstáculos entrena para hacer frente a dificultades de cualquier tipo. Nos endurece y obliga a desarrollar inmunidad a las peripeteias. Cuando nos esforzamos por recuperarnos de un fracaso, aprendemos cómo estar psicológicamente preparados para cualquier giro de la vida. Estando preparados, soportamos las tribulaciones más ligeras y llegamos a una solución más rápido. Vivimos menos en una derrota y pensamos más positivamente. Nuestra mente se vuelve más resistente a los miedos y dudas. Comienza a concentrarse en las salidas, dejando de lado el aspecto emocional.
3. Es un alimento para el pensamiento. El fracaso es un buen momento para preguntarse si uno está en el camino correcto. Tal vez, es una sugerencia para sacar nuevas conclusiones o cambiar de dirección. Los nocauts enseñan a analizar causa y efecto. En términos simples, animan a utilizar el cerebro en absoluto. Algunos problemas cruciales pueden ser invisibles antes de que los atrapes. Una vez que los enfrentas, no puedes ignorarlos más. Incitan a pensar.
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Entonces, finalmente, el fracaso es un instrumento poderoso para la superación personal, si se usa adecuadamente. No deberíamos verlo como una pérdida total, sino como una lección de vida invaluable. En este caso, abre nuevas posibilidades y visiones que pueden ayudar a elevarse aún más alto que antes.