La actitud es la sal de la vida. Es la forma en que elegimos actuar y pensar. Su causalidad se refleja a menudo en nuestras personalidades. Si estás viviendo de la manera en que has establecido tus pensamientos y acciones, entonces estás viviendo alineado con tu forma de pensar.
Aquí hay un ejemplo con diferentes perspectivas para tal vez iluminar los ideales presentados por ‘vivir en actitud’: una caja de chocolates. Para algunos es un regalo. Para otros es solo una caja de chocolates. Para mí, se trata de una caja de dulces elaborada de forma fascinante, organizada y clasificada incluso antes de que se hiciera. Las actitudes se reflejan en cada perspectiva individual de la caja de chocolates.
Siguiendo el mismo escenario en lo que respecta a la personalidad, algunos de los que anhelan los dulces ravizarán la golosina y la devorarán rápidamente. A los demás se lo pasarán a otra persona. Para mí, saborearía cada gusto y cada diseño, desde la caja hasta la forma de los chocolates.
La actitud y la personalidad no se definen entre sí, pero a menudo se reflejan entre sí.
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