Maldita sea, pensé que me había tomado la idea de comerme … al parecer no.
Durante el último año he comido las mismas tres cosas todos los días (entre semana): muesli para el desayuno, ramen para el almuerzo, arroz para la cena.
Mi propósito: practicar la apreciación activa y la satisfacción con regularidad.
La idea era que si una sola comida tiene la capacidad de complacerme una vez, en teoría, tiene la capacidad de complacerme infinitamente; todo se reduce a mi estado de ánimo.
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Así que me puse a mi reto de comer lo mismo todos los días de la semana, y después de hacerlo durante 30 días, tenía sentido seguir adelante. Tener que elegir una nueva comida cada día parece agotador.
Con cada comida me siento y aprecio activamente los sabores que la comida tiene para ofrecer. Son los mismos todos los días ya que preparo las comidas exactamente de la misma manera. Entonces, cuando la comida parece insípida o mundana, sé que el problema radica en mi punto de vista más que en la comida en sí.
Lo que esto me ha enseñado:
- Los sabores “simples” son mejores que los “restaurantes finos”
- Puedes prevenir el aburrimiento y la monotonía de la vida, apreciando activamente todo lo que te rodea.
- menos realmente es más
- Cualquier cosa que traiga alegría una vez, puede traerla un millón de veces.
PD: si esto te interesa, escribí más sobre esto aquí .