¿Qué incidente te ha hecho reír más duro en la vida?

Gracias por la A2A Sharad Nirakara.

Seré honesto, soy difícil de complacer donde hay chistes. No soy un gran fan de la comedia india (no juzgues), y me estremezco con algunas de las películas supuestamente divertidas (excepto Dhamaal, por supuesto. Eso fue oro).

Esto puede ser así porque vengo de una familia hilarante. Mis padres son cofres del tesoro de la espontaneidad, y mi hermano básicamente puede convertir cualquier cosa en una broma. Obviamente entonces, he tenido toneladas de momentos en los que me he reído de los “más duros”, pero voy a escribir sobre uno, desde el principio de mi cabeza.

Hace muchos años, mi familia y yo fuimos a ver “Taare Zameen Par (Estrellas en la Tierra)”.

Para aquellos de ustedes que no saben, esta película trata los problemas de un niño disléxico, cuyo maestro lo alienta a darse cuenta de su verdadero potencial. La película es un verdadero festival de lágrimas y me maldije por no haber llevado pañuelos. Como era de esperar, mi madre, mi hermano y yo salimos de la sala de cine con algunas lágrimas de sobra que aún humedecían nuestras mejillas, junto con decenas de otras con respuestas similares a los estímulos.

Mi papá, sin embargo, carece de glándulas lagrimales completamente desarrolladas. Nunca lo he visto llorar, excepto, por supuesto, cuando escucho las canciones de Rafi y durante mi boda. Probablemente fue el único ese día que abandonó la sala de cine de muy buen humor.

Recuerdo vívidamente que la noche que vimos la película era una típica noche lluviosa de Bombay, y que la sala de cine donde la vimos tenía una pendiente resbaladiza justo fuera de la puerta principal. La mayoría de nosotros luchábamos por caminar sin resbalar, con los ojos borrosos por la lluvia y las lágrimas. En medio de este caos, escuché la voz fresca, ruidosa y jocosa de mi padre que decía: ” Sambhal ke, Sambhal ke. Nahi toh sab taare log zameen par aa jaayenge “(Ten cuidado, o de lo contrario, todas las estrellas caerán sobre la tierra”).

Mientras él se encontraba con muchas miradas de desaprobación de extraños, me doblé de risa. Me aferré a la barandilla para evitar caerme, y odié y amé a mi papá al mismo tiempo.

El año pasado, estaba cuidando a mi sobrina de 5 años. Ambos estábamos jugando a los bolos en mi cuenta.

Jugamos pocas rondas, e inicialmente las primeras rondas, ella estaba ganando. Después de algunas rondas, gané tres rondas consecutivas.

Al final del tercero, cuando vio que gané, gritó: “¡FU * K !! Para mi horror, me eché a reír, ya que ella asumió que soltó un chiste, así que se echó a reír.

Y me di cuenta de que realmente debería corregirla y asegurarme de que ella no repita esa palabra otra vez.