Creo que tendemos a dibujar muchas falsas distinciones en las artes marciales, y esta pregunta me fascinó, ya que tenía el potencial de ver algunas de esas distinciones.
Para responder, me gustaría reconocer que aprendí estos principios como parte de un largo estudio de las artes japonesas, pero las ideas no se limitan a las artes marciales y no son exclusivamente japonesas, aunque esos son los términos que utilizo. Lo usaré.
Sugeriría que TODAS las artes, tanto marciales como expresivas, exijan que aprendamos no solo a usar nuestra mente, sino que aprendamos a involucrarnos en las diferentes mentalidades a las que tenemos acceso.
En las artes japonesas, aprendemos sobre “Mente principiante” o Shoshin, el estado relajado y ansioso que se acerca a cada situación con flexibilidad y sin preconcepción.
- ¿Por qué la voz, la mente o la personalidad no se consideran un sentido?
- ¿Qué pasa por tu mente cuando te lanzan un estereotipo negativo?
- Si fuera posible leer mentes, ¿te gustaría?
- ¿Qué pasa por tu cabeza mientras miras las estrellas?
- ¿Qué pasa por tu mente cuando estás a punto de rechazar a un chico?
También aprendemos a desarrollar Mushin – “Sin Mente”, el estado de “flujo” dichoso donde el cuerpo funciona automáticamente para seguir los patrones aprendidos, mientras que todo el miedo y el ego se liberan.
Y luego está Fudoshin, “Mente inamovible”, que se establece sobre una base estable y permite que el conflicto y el caos fluyan a su alrededor sin resistencia activa, como lo hace la roca en la corriente.
Y, por último, está Zanshin – “Mente restante”, que mantiene una apertura y conciencia del mundo que nos rodea y de nuestras interacciones con él.
Creo que todas las artes pueden ser un vehículo para aprender y desarrollar estos aspectos de la Mente, aunque algunas hacen un mejor trabajo de llamar la atención que otras.
Es más una función de tus metas, que tu camino.