Si un alma humana fuera una fuente de energía aprovechable, ¿qué diría eso de cada guerra humana y de la catástrofe orquestada que se haya producido?

Muy poco, pero la dirección causal opuesta sería interesante.

La ley de conservación de la energía establece que la energía no puede ser creada ni destruida. A veces la energía puede parecer perdida, pero en realidad solo ha cambiado de tipo.

La guerra tiende a causar que personas sanas con almas aparentemente completas mueran, destruyendo sus almas. Por lo tanto, podemos medir la energía almacenada en un alma debido a un control cuidadoso de la temperatura de los cerebros de los soldados muertos. Suponiendo que los cerebros tienen un calor específico similar al del agua, y su peso promedio es de 1.3 kg, la energía del alma en julios sería aproximadamente 5200 veces la cantidad de grados centígrados que calienta el cerebro.

Supongamos que el cerebro del soldado se calienta en 50 grados centígrados. La energía de un alma, entonces, sería de 260,000 julios, o 0.00026 Megajulios. Un megajoule de electricidad cuesta $ 50, por lo que un alma de energía valdría alrededor de 1.3 centavos.

En otros aspectos, la guerra demostraría que el rendimiento energético del alma sería demasiado pequeño para ser económico.