Es una película para niños, pero como una película de Tim Burton, contiene un mensaje fuerte para adultos y, a veces, solo los adultos pueden entender. Por ejemplo:
Esto es humor para adultos, no de una manera sexual, sino de una manera políticamente incorrecta.
También toca problemas, como las emociones muy adultas que podemos comenzar a tener como adolescentes, y cada niño que va a la fábrica se parece a uno:
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La chica con el chicle representa la codicia, de una manera inflada por el ego. Las personas con este tipo de ego pierden negocios fácilmente, sin saber distinguir entre ambición y codicia.
El gordo chico alemán representa la gula. Sería un terrible heredero de la fábrica, básicamente porque no manejaría todo ese chocolate como hombre de negocios, lo que también es una forma de ser egoísta.
La chica inglesa rica también representa la codicia y no conoce humildad porque eso es lo único que su padre le ha enseñado.
El niño adicto a los videojugadores representa a los perezosos y es una ironía porque su padre es un profesor de geografía. Lo que se espera de un niño cuyo padre es un maestro, es ser muy inteligente, pero este niño solo sabe acerca de la televisión y los juegos.
Si observas, todos ellos caen a su propia desaparición, lo que consideran que su pesimismo se convierte en su defecto; lo que significa que sus padres aprenden la lección también. Los Oompa-Loompas cantan sobre esto, no convirtiendo la película en un musical, sino en una lección de vida.
Cuando salen de la fábrica, hacen una especie de “paseo de la vergüenza”, y le muestran al mundo los errores que te hacen perder las mejores cosas de la vida. Caray, incluso el apellido del niño lo dice todo.
La película ES para niños, pero también es un mensaje para los padres que alguna vez fueron niños y comienzan a arrastrar sus formas “perfectas” a la edad adulta, lo que resulta en niños aún peores.
El que se lleva el premio es el niño humilde, criado por padres humildes, con un sentido de familia, que es parte del mensaje que Tim Burton quiere transmitirnos a través de la Fábrica de Chocolate. Gracias a él, Willy Wonka se reconcilia con su padre.