Para responder a su pregunta, primero debemos entender qué son realmente las “tecnologías futuristas”. ¡Después de todo, cualquier nueva tecnología podría describirse como “futurista”!
Mi definición de “futurista” es que la tecnología cambia el tejido de la sociedad de tal manera que cuando las generaciones futuras miren hacia el pasado, no puedan entender cómo vivían y existían las personas sin esa tecnología. El mundo entero ha cambiado y se adapta a la nueva tecnología.
Las tecnologías que se ajustan a este criterio del pasado probablemente te sorprenderían, ya que ahora nos parecen tan comunes. Y, sin embargo, para las personas que vivían en los tiempos en que fueron inventadas y usadas, parecían mágicas, al igual que los autos voladores y autónomos, o la inteligencia artificial general, nos parecen a nosotros.
Un ejemplo sorprendente para una tecnología del pasado que se ajusta a este criterio es la producción de aluminio. El aluminio solía ser uno de los metales más raros y caros de la Tierra. Napoleón III solía servir a sus huéspedes más prestigiosos en platos de aluminio. Luego, hacia fines del siglo XIX, se descubrió un nuevo método de producción para el aluminio, y el metal se volvió ubicuo y barato en dos décadas. Hoy en día, el aluminio existe en todas partes: en su automóvil, bolsa, horno, refrigerador y muchos otros dispositivos. Para las personas que viven en el siglo XIX, esto hubiera parecido ciencia ficción: estás disfrutando de riquezas que ni siquiera los reyes más ricos tenían en esos tiempos.
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Ahora, si tuviera que adivinar sobre el futuro (que tengo la suerte de vivir casi todos los días), pondría mi dinero en inteligencia artificial (IA). Ya se está introduciendo en nuestras vidas en todas partes: descifrando lo que le dices a tus asistentes digitales como Siri, Amazon Echo, Google Assistant y otros; conduciendo tu coche Tesla; Haciendo avances en la ciencia, y así sucesivamente. Mi hijo ya está hablando con nuestro Amazon Echo como si “ella” fuera un ser humano. Él va a crecer en un mundo en el que todo el mundo habla con las máquinas todo el tiempo, y nadie entendería cómo las personas pueden vivir sus vidas antes de que las máquinas puedan entender sus palabras e incluso responderle.