En general, la vida universitaria siempre es más divertida que la vida escolar para la mayoría de las personas. Pero para mí, mis días escolares eran los mejores; Escuela increíble, campus agradable y, sobre todo, gente asombrosa y de mentalidad amplia.
Estudié en una escuela de convento. Sí, fue estricto hasta cierto punto, pero también fue divertido sin demasiadas restricciones como la que tengo en mi universidad.
Y hablando de los amigos de la escuela, todos tuvimos un momento de gala en la escuela. Después de todo, la mayoría de nosotros estudiamos juntos durante 13 años. Si bien nos mantenemos alejados el uno del otro en diferentes ciudades ahora, y las llamadas telefónicas se han reducido, nunca perdemos la oportunidad de conocer a nuestros compañeros de clase cada vez que tenemos una oportunidad. Nos reunimos con carmelitas todos los años cuando regresamos a nuestros hogares para las vacaciones y también nos proponemos reunirnos con nuestros compañeros y pasar un buen rato cuando están en nuestra ciudad por algún motivo.
Extraño esos días en casa que nunca volverán, pero permanecería fresco en mi memoria para cuidarlo toda la vida!