Por cuatro razones básicas.
- Es fácil señalar las fallas en otros que en nosotros mismos . La tendencia humana dicta e ilustra las fallas en otros con más claridad. Entonces, juzgaremos a los demás y les diremos a los demás qué hacer, cuando en realidad, ¡no practicamos lo que predicamos! Todos hacemos esto a veces.
- El asesoramiento puede no ser aplicable, definitivo y vinculante en todos los escenarios y todas las personas . ¡Lo que puede ser un consejo para uno puede ser una conversación letal para otro!
- Además, cuando se trata de nosotros mismos, estamos cegados por nuestro orgullo, que no reconocemos la falla que existe en el interior. Todos caemos en una ilusión bastante dinámica que entierra nuestros errores y faltas entre muchos otros.
- Por último, las personas que intentan genuinamente seguir lo que predican les resulta difícil seguir este tipo de consejos. Por que Porque es difícil! Hablar y aconsejar es fácil, pero seguirlo requiere agallas reales. Se necesita tiempo, paciencia y fuerza de voluntad. ¡Es la naturaleza humana otra vez!