Mansedumbre: en el mundo de hoy, la gente piensa que la mansedumbre es, en otra palabra, debilidad. Sin embargo, la mansedumbre no está relacionada con la debilidad. Dos palabras separadas con dos definiciones muy diferentes.
La mansedumbre es “la fuerza bajo control”.
Una de las cosas más difíciles de superar es mi actitud. Soy, fui y trabajo muy duro para no ser un ególatra arrogante y narcisista. Creo que esas son las peores cualidades de carácter que cualquier persona puede poseer. No me gusta cuando actúo y me comporto así.
Así que trabajo muy duro para ser humilde, actuar con humildad y ser una persona compasiva y humanitaria. Esas son las cualidades que me gusta ver en cualquier persona. Sin embargo, disfruto de la autonomía, la individualidad, el coraje moral, la honestidad, la integridad, el respeto y el trato a los demás con dignidad, independientemente de quién sea la persona y qué represente.
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Una persona es un individuo que siempre debe ser tratado con respeto y con dignidad.
Entonces, ¿qué hago para que ese cambio suceda? De todas las cualidades mencionadas anteriormente, hace unos años aprendí que si quiero crear un cambio en mi personalidad, debo ser humilde y ser brutalmente honesta conmigo misma. Es lo que hago todos los días de mi vida. Eso significa que tengo que ser vulnerable. Volverse vulnerable es abrir las puertas a cualquiera. Decidí dejar las puertas abiertas. Me hace “real” como persona. Me gusta mejor de esa manera. Me da pura alegría poder ser tan abierto y permitir que otros ingresen a mi vida, especialmente a mi familia inmediata.
Es por eso que elegí la mansedumbre, porque es la fuerza bajo control.